martes, 1 de septiembre de 2009

El valor es enfrentarse al miedo

Tendría que estar escribiendo el libro que desde hace un año preparo con mi buena amiga Hel pero, como suele pasar con este tipo de cosas, después de tres meses sin tocar el borrador estoy con el síndrome del folio en blanco.

De modo que, en lugar de hacer lo que debo, aprovecho este momento para dedicárselo a mi tan amado pero siempre últimamente tan abandonado blog.

La semana pasada estuvimos en Ámsterdam. Durante una semana disfrutamos de una de las ciudades más típicas de los Países Bajos, de sus ventajas sin apenas sufrir sus inconvenientes porque hizo un tiempo fantástico.

La verdad es que fuimos tan felices que incluso llegamos a especular con la idea de irnos a vivir ahí…Me sentí libre con mi bicicleta, subiendo y bajando sin tener que esperar colas, pagar tickets, pegarme por un asiento o coger el coche. También me sentí libre pudiendo elegir en el supermercado entre una leche fresca entera bio o no, unos huevos bio, o no, un filete de agricultura biológica o no, unos plátanos chiquita o unos de comercio justo. Y esa libertad me hizo añorar mis años en Bruselas.

De vuelta a esta maltrecha España, donde si esto sigue así sólo quedarán ruinas de lo fuera, por las que se pegarán los mismos inútiles de siempre, lo primero que hice fue verificar las condiciones de una oferta de trabajo para dirigir una ONG en la “Venecia del norte”. Gracias a dios no cumplía los requisitos básicos para presentarme al puesto.

Y es que viendo el percal a veces me entran ganas de salir corriendo de aquí hacia otros lugares donde la lucha sea más fácil, porque admitámoslo, esto es un desastre. Lo del bio en los supermercados españoles, por lo menos en los de mi barrio, es una utopía a medio plazo, la bicicleta solo es para aguerridos y temerarios, y si ya nos ponemos a analizar seriamente las posibilidades de que nuestra clase política lidere un cambio es, como diría mi tío Jorge, “para pegarse un tiro en la bragueta”.

Pero bueno, mi amigo Jose dice que nuestro presente está compuesto de la utopía del pasado, y es cierto. Y por otro lado alguien tiene que intentar hacer algo para cambiar las cosas… de modo que aunque a veces me dé pereza, seguiré aquí torrándome en la ciudad de la puerta del Sol, cogiendo mi cercanías que tanto me enseña, y trabajando en Universo Vivo para ayudar al mundo que me rodea a que se rediseñe y se reinvente… porque además, entre nosotros, la verdad que es lo que me gusta.

Me voy a escribir el libro sobre como encontrar trabajo… que usted lo pasen bien.

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