domingo, 13 de junio de 2010

La nueva información

El martes pasado me reencontré con la prensa. Todo gracias a mi tan admirado Enrique Gil Calvo, columnista del País además de profesor de sociología de la complutense. Enrique firmaba uno de esos artículos de opinión en os que explica con mucha clardad algo aparentemente complejo que por otro lado resulta no serlo tanto.

En esta ocasión hablaba de la crisis de las “deudas públicas” lo que sería la segunda ronda de la crisis global que estamos viviendo: “La revancha de los mercados”.

Lo que más me llamó la atención del artículo fue la conclusión, demoledora, “Pero si todo esto es tan evidente, ¿cómo es que nadie cuestiona semejante estado de cosas, aceptándolo con fatalismo?

Que vivimos en unos tiempos de aborregamiento generalizado no es una novedad. La falta de cultura con lleva una falta de interés por el saber que promueve el desarrollo de una sociedad borreguil. Enrique añade a la situación corriente la influencia de de la histeria mediática creada por un tratamiento inadecuado de la información en los medios y que lleva al contagio del pánico de un modo gregario creando un “herd effect” (efecto rebaño).

Y es que vivimos en una época en que gran parte de la población de nuestro mundo desarrollado, vive sometida bajo el yugo de la desinformación informada, es decir que creen estar informados pero en realidad no lo están. En ese mismo diario ese mismo día un llamativo artículo de Bernard-Henri Levy sobre el tema de Gaza e Israel. Leyendo a Levy una se da cuenta de que no existe esa verdad absoluta que a todos nos gusta cree para poder desentendernos y escudarnos tras una convicción.

De nuevo amigos el tema recurrente de la información y la verdad y de qué hacer con nosotros mismos en estos mismos momentos. Yo por mi parte voy a invitar a Enrique Gil Calvo a unas conferencias que estamos organizando en noviembre en la Coruña, a ver si viene y así le conozco. Y por lo demás seguirme leyendo muchos artículos de opinión para así ir forjando lentamente la mía, con cuidado y sin mucha convicción.

Por cierto que comentaba S.Jobs el otro día “no quiero una nación de bloggeros”. He buscado el artículo donde lo leí pero solo he encontrado una entrada de un bloguero que comenta lo que yo comparto: la prensa actual está sufriendo las consecuencias de la crisis y tal y como marcan las leyes del mercado no le queda más remedio que venderse al mejor postor. En ella nos quedan los artículos de opinión quiero creer son lo más parecido a un blog personal independiente dentro de un periódico. La opinión independiente y libre es lo que creo que necesitamos en estos momentos. Sin embargo también es cierto que no existe control alguno sobre la información publicada en los blogs, pero a estas alturas, como comentaba Levy, quien está más desinformado, el que lee la prensa o el que no?

Yo creo que la respuesta está en las redes de confianza que vamos tejiendo y que serán el futuro de nuestra sociedad. O eso espero. Por ello sigo animando a los líderes de mi opinión, a Paloma en la morada verde, a Gonzalo Fanjul, a Irene Milleiro, gente que cree y que actua, aunque de vez en cuando se asusten por no ver luz al final del túnel. Haberla hay la, como las meigas.

martes, 8 de junio de 2010

Cloud computing y Miedo al cambio

MI ordenador ME falla, y lo pongo en mayúsculas porque es personal, como el propio ordenador. Un ordenador no debe fallar a su dueño, porque le puede producir daños psíquicos de larga duración. MI ordenador es perfecto, pequeño, ligero y elegante, y lleva conmigo más de 6 años… demasiado tiempo, obviamente está llegando a su fin.

“- Tu madre tiene uno igual que el tuyo pero mejor porque tiene lector de CD

-¿Para qué vale un lector de CD en los tiempos que corren? El futuro está en el iPAd, que por no llevar no tiene ni USB.”

Y así es como me encontré hablando como una cuarentona de las generaciones futuras que ya están aquí y excluyéndome de aquellos que vivirán en la era de lo virtual, donde no tendremos posesiones y la música, el cine, los libros! Se consumirán en “streaming”, la contabilidad la tendremos en un archivo on-line toda en PDF, las fotos en otro almacén on-line como Flirck, las memorias en blogspot y en definitiva, apenas usaremos papel y tinta.

Se monto el gran debate familiar donde entre todos analizamos los pro y los contras de los sistemas antiguos y futuros. Los más mayores defendían la posesión del documento físico. Se llego incluso a insinuar que lo de no usar papel por el medio ambiente no era más que una escusa: “alguien que no soy yo tiene mis datos” y si Internet falla los datos mueren con ella… Bueno, pienso yo, si tu casa arde también los datos mueren con ella.

Pero sin embargo admito que cuando el otro día leí un artículo sobre el “cloud computing” me dio un poco de vértigo… no poseer NADA, ni un mísero archivo, ni un solo documento, ni un CD… NADA, todo en la red nada en mi casa o en mi empresa o en mi servidor… y viene un hacker y me lo roba… esto es “too much” para mí.

Es decir que a los mayores les da miedo que les pierdan las facturas, a mi, que llevo años trabajando con papeles digitales y me resulta mas cómodo y claro, su actitud me parece retrograda, pero no tener NADA, ningún soporte, me da un miedo tremendo… mientras que a los hijos del mp3 los soportes físicos no les interesan, quieren un móvil con mayor velocidad de descarga…

Ya he mencionado en varias ocasiones que lo que más miedo me da es tener miedo. El miedo es el límite a la evolución y suele imposibilitar el cambio. Pero todo va tan rápido que en ciertos momentos no puedo sino tener un poco de miedo. Miedo a que me engañen y me hagan entrar en un sistema en el que no quiero estar. Miedo a que el “cloud computing” sea otra estrategia de control lanzada desde lo más alto. Sin embargo, como también comenté en su día, valor es enfrentarse al miedo, sin miedo no hay valor solo hay temeridad.

De modo que me compraré un iPad y meteré mis archivos en un cloud y así podré consultarlos siempre que quiera aunque un virus letal ataque mi CPU…

Os dejo con sin nostalgias del hielo, la canción compuesta por RAT y cedida a Biodiversidad Virtual, plataforma de amigos virtuales a la que me he sumado porque no puede ser de otro modo…