martes, 7 de septiembre de 2010

Green Zone, los gitanos y ya no puedo más

Ayer vi el peliculón “Green Zone”, que relata una historia real que sin duda supera cualquier ficción de un ciudadano medio como yo. Al igual que me sucediera con ”El jardinero Fiel”, se me quedo el regustillo a “así era mi vida”. No es que mi vida haya tenido nada que ver con la de un soldado de la guerra de Irak o una activista asesinada, es lo de la manipulación lo que me suena familiar.

Cuando trabajé como lobista en Bruselas nunca llegue a extremos como los que relatan las dos películas que he mencionado, pero si estuve rozando limites. Y eso acabo por pasarme factura, metal y física. Yo solía decir que no hay blanco ni negro solo gris. Ahora el gris me parece negro, y creo que hay solo dos colores, como dice Margaret Fendwick parafraseando a Sydney J. Harris "If you're not part of the SOLUTION, you're part of the PROBLEM."

Y es que resulta espeluznante pensar que ciertos colectivos, principalmente empresariales, hacen con el resto lo que quieren. Visto de un modo casi apocalíptico se podría decir que estamos en manos de cuatro tíos que ni siquiera sabemos quienes son.

Y si yo, que soy una persona privilegiada donde las haya, me siento así, como se sentirán los miles de gitanos sobre los pende la espada de Damocles del racismo postmoderno de la Europa civilizada. Porque amigos seamos sinceros, todos aquellos que hemos vivido en zonas donde hay gitanos somos un poco racistas, aunque intentemos evitarlo. La mayoría de las veces los gitanos son tan libres, están tan poco integrados que resulta muy difícil no caer en tópicos. “Integrados”, tiene que “integrarse”… lo digo y se me llena la boca… ellos tienen que hacer lo que el resto consideramos que es adecuado… el resto que quizás no seamos ni siquiera nosotros mismos. Vivir en la sociedad, sin plantearse si está bien o mal, solamente aceptando que es lo que nos ha tocado. Para ellos y para el resto, todos integrados.

Y de nuevo me vuelvo a preguntar quien decide por mí, y me doy cuenta de que no le sé. Tampoco sé quien decide por los gitanos. Y todo da igual porque no existe espacio ni solución. En el telediario veo la comparecencia de Durao Barroso en el Parlamento Europeo y tengo la impresión de estar viendo el episodio I de Start Wars… y ya no puedo más, como dijo Camilo VI, esto si que es una farsa absurda.




Me gustaría perderme en una isla del sureste asiático pero supongo que lo que toca es mantener el tipo, levantar la cara y seguir luchando por cambiar las cosas… “que desidia mauricio” esto si que es síndrome postvacacional.



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