viernes, 25 de marzo de 2011

Con pena y con gloria

La vida es tremendamente complicada. Algunos dirán que no lo es sino que nos la hacemos complicada. De hecho yo he dicho eso mismo en multitud de ocasiones. Y sin duda es cierto. Nos la hacemos complicada, pero también tiene una parte de complicación inherente a nuestra humanidad, que por mucho que nos empeñemos en simplificar, no tiene simplificación posible.

Si los sentimientos van primero o después o incluso dentro de la razón, es uno de los debates filosóficos más antiguos de nuestros tiempos. Sea como fuere, los sentimientos tienen una parte brutal-animal, que en muchos casos dominan todo el resto. Y esto es lo que en gran parte hace que la vida sea tremendamente complicada, el choque entre el quiero y puedo, entre siento pero no sé o sé pero no siento.

Como ya he dicho muchas veces, yo pertenezco a esa generación de Neo Románticos estigmatizada por las películas de Holywood donde los amores imposibles son posibles, los hogares son rosas, el triunfo es florido y nadie va al WC. Me gusta pensar que existen los finales felices donde se comen perdices y esas cosas. Y sin embargo, la realidad es, que el único final vital es la muerte que, todo sea dicho de paso, en esta cultura que tenemos, es un verdadero drama.

Así que se podría decir nuestra humanidad nos hace la vida complicada, el ser sentimientos y razón, combinación que nos define, nos complica la existencia hasta puntos a veces tan extremos que preferimos no vivir, que no es lo mismo que morir, cuidado.

De modo que sí, la vida es, nos la hacemos, nos la hacen, complicada. Pero todo lo que tiene de complicada lo tiene de bella. Supongo que es ese reto de hacer de nuestra vida algo maravilloso, lo que la hace tan valiosa y tan increíble. Si todo fuera de color de rosa, como en las películas americanas, sería un desastre, y la vida no tendría valor alguno. Pero esto de ir avanzando por un escabroso camino lleno de incertidumbres y sorpresas, alegrías y penas, confiere al triunfo del instante vivido un valor incalculable.

Si lloras por la noche porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas. Pues eso, que de sol y estrellas está compuesta nuestra vida, de luces y sombras, que solo viviremos una vez, pues cada momento vivido es pasado para siempre. Saboreémosla por lo tanto, y construyamos un entorno que nos permita apreciar lo bueno y superar lo malo.

Que fácil decirlo… que bueno conseguir hacerlo ¿verdad?

Repito video, pero es que no hay otro mejor este para ilustrar esta entrada...




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