lunes, 22 de agosto de 2011

La pereza es la madre de todos los vicios

Esta frase la repetía mi abuela Pilar casi a diario y yo creo que la he mencionado en este blog en infinidad de ocasiones.
Con el paso del tiempo ha ido ampliando su sentido para mí. La pereza de vivir hace que decidamos no ver y prefiramos abstraernos de la realidad, enajenándonos… ese sería un significado, uno de los más amplios. No se trata solo de drogarnos con alcohol o psicotrópicos, también podemos abstraernos trabajando, viendo la tele o tuiteando, leyendo, sumergiéndonos en una relación tormentosa, convirtiéndonos en adictos a algo…
Sea como fuere, lo difícil es encontrar cada instante el valor para mirar la vida de frente y con el pecho descubierto. Y sin embargo, a día de hoy, creo que no hay un mejor modo de vivir que saboreando cada uno de los instantes de la vida siendo plenamente conscientes de que lo vivimos. Lo bueno y lo malo.
Inmersa estos días en la lectura del libro Esta noche la libertad de Dominique Lapierre y Larry Collins, los rumbos vitales de Gandhi martillean mi cabeza. Ese enfoque de que todo lo que nos rodea es un regalo que debemos valorar de forma constante, resulta tan alejado de las bases de nuestra sociedad que consideramos desarrollada. Vivimos en la insatisfacción permanente. Siempre queremos más de todo, más dinero, más amor, más libertad, más tiempo, más… y esa insatisfacción no nos permite valorar lo que tenemos y, es más, tampoco nos permite centrarnos en obtener los que realmente necesitamos, si es que “realmente” necesitamos algo.
Ahora bien, valorar lo que tenemos no significa aceptar lo que nos ha sido impuesto y ser conformistas. Eso también es ser perezoso. Hay que ser crítico con lo que nos rodea y luchar por conseguir el modelo que creemos mejor. Aquí otro punto más de reflexión sobre el que estoy inmersa por culpa del Mahatma. ¿Cómo luchar por el cambio de lo que creemos que está mal? En estos últimos tiempos he ido combinando ideas pero sigo completamente perdida.
Sé tu el cambio que quieres ver en el mundo, es decir lucha de forma individual por el cambio. Esto es indispensable. De nada sirve decir al mundo que cambie si primero no has efectuado ese cambio en ti mismo. Pero adentrarse en las profundidades de uno mismo es un trabajo que puede llevar una vida… y ¿el resto del mundo entonces que? Así que también hay que participar en el cambio global, pero ¿como? Y surgen movimientos como le 15M, con un fuerte olor a la desobediencia civil, pero todavía muy rudimentario. Y hacen aguas porque están llenos de personas que se lanzan al cambio global sin haber hecho el trabajo interno del modo correcto.
En cualquier caso, poder elegir es la clave todo. Tener los conocimientos y la información necesaria para poder elegir, eso debería ser un derecho fundamental. "Al pueblo pan y circo" es una traición a la humanidad. Como las religiones, que se han apoderado de la esencia de los grandes pensadores para crear rebaños de perezosos cuyo vicio es no ver mas allá de sus rezos y su mal entendida fe.
En estos días que coinciden la visita del Papa, la caída de Tripoli, las cargas policiales injustificadas y el final del verano, estoy abrumada por tanta violencia y no entiendo como somos incapaces de ser generosos y darnos una oportunidad real como especie en este precioso trance que es la vida humana.
Y hasta que consiga ver un poco de luz al final de este oscuro túnel seguiré luchando contra la pereza, como me intentó enseñar mi abuela, sin prisa, pero sin pausa, aprendiendo de todo cada día. Os deseo lo mismo.

Fin

1 comentario:

albino dijo...

y como a toda madre hay que respetarla!