lunes, 1 de mayo de 2017

El sueño

Tengo un sueño recurrente. 
Me voy de viaje a Africa, a un país que tiene mucho verde y desierto. Voy con Perico. Vamos en avión. El viaje a veces tiene una o dos partes. Si hago trasferencia me suelo perder en aeropuerto y me encuentro con alguien conocido en la fila. 
Al despegar tenemos un problema. La pista no es suficientemente larga y el
avión acaba intentando despegar por una carretera que tiene postes de luz de madera. En un momento el avión tiene que subir porque hay un puente. Y entonces sube en vertical, recto, hacia el cielo, y ya toma camino. 
Una vez en ese país africano visitamos la parte de despierto. Tiene ruinas como egipcias y africanas, con un pueblo en el desierto de casas de adobe, todo de tierra. 
No sé cómo pasamos de ahí al cabo. El cabo es un espacio tropical lleno de vegetación al que vamos accediendo por una costa súper angosta. Arriesgando nuestras vidas pasamos por una zona casi imposible y llegamos a un espacio magnífico, precioso con agua transparente y caliente y peces. También hay un pueblo, de pescadores. Casitas de madera de colores en el borde del mar entre las palmeras.

Hoy he soñado que volvía ahí. Estaba con los niños. Íbamos con alguien más, alguien mayor. Llegamos al cabo y estaba lleno de gente, no había que rodearlo, habían hecho.
Una cuestas de cantos que llevaba al final del cabo. No había naturaleza. Las casitas estaban abandonadas y todo estaba construido feo, no se podían nadar en el mar, había obras. 

Veo todo tan claro en el sueño que a veces cuando me despierto dudo si llamar a Perico para preguntarle si de verdad hemos estado ahí o no. 

Me ha asustado hoy ver todo tan destrozado. 

Me pregunto si significará algo. Me pregunto si de alguna forma alguna vez he estado y si de alguna forma he visto el pasado y el futuro porque se parece mucho a lo que está pasando en otros sitios.

Y pienso que somos un asco de especie. Y me duermo un rato más.

Fin

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