lunes, 25 de diciembre de 2017

Un año de amor



Me repito como el ajo verde pero da igual; desde el día que decidí que no podía vivir más que a través del amor estoy aquí luchando.

 Amar es dificilísimo.

Cuando amas das un pedacito de ti. Y, quien tenga ese trocíto de tu ser puede darte mucha alegría pero también te puede hacer sufrir muchísimo. Darte te hace más vulnerable. Por eso tenemos miedo de amar porque tenemos miedo a sufrir. Cada vez hay más miedo al sufrimiento y cada vez veo a la gente más sola y más reacia a dar y recibir amor. Y sin embargo hay un parte en la entrega que te hace tan libre. Ese dejarte de lado te permite ver las cosas con otro prisma, quitarle importancia a sentimientos primarios como el orgullo, la vergüenza ajena, la codicia. Abrirte te permite reflejarte en los demás y escuchar y aprender y mejorar y crecer.

Cuando amas también entregas una parte de tu energía a otra persona, una energía que necesitas reponer de algún modo. En nuestra cultura nos animan a pensar que lo que das lo debes tener de vuelta. De modo que empezamos las relaciones entre nosotras llenándolas de expectativas. Nos proyectamos y cargamos al amor que damos con toneladas de exigencias, pensando que así seremos más felices. Eso es un tremendo error. Nuestra energía debemos conseguirla del mundo que nos rodea y de la vida que vivimos. Las personas nos pueden acompañar, nos pueden aportar cosas, nos pueden ayudar a mejorar nuestra energía, pero no pueden ser nuestra fuente de energía, porque entonces acabaremos extinguiéndonos mutuamente.

Es decir que vivir a través del amor consiste en querer, universalmente, sin esperar nada a cambio. Y eso es difícil. Pero este año he conseguido llegar a unos niveles increíbles de equilibrio entre lo que doy y lo que recibo. El amor que he dado no es en absoluto proporcional al que he recibido. Estoy rodeada de amor, me siento extremadamente querida, por mi familia, por mis amigas, por mis amigos, e incluso por el mundo. Además llevo unos meses encontrando fuentes de energía que me alimentan y me hacen sentirme fuerte y valorar la vida en su esencia más pura. La música, el baile, la naturaleza, el viento en mi cara, mi maravilloso trabajo, mi casa, y el amor que recibo sin esperarlo, me convierten en una titana.

Y en este estado la verdad es que reivindico el valor de la diferencia y la fidelidad a una misma. Sigo luchando por avanzar en este camino que a veces es complicado, porque yo no estoy totalmente libre del miedo a que me hagan daño y me puede pasar que me gasté tanto dando que me cueste recargar. Pero no tengo la menor duda, así es como quiero vivir, como lo he hecho este año, dando amor sin esperar nada a cambio.

Este es un homenaje a todas personas que me han querido tanto este año, que me han dado cosas que jamás habría imaginado, que me han recordado que somos maravillosas en nuestra diferencia, que me han ayudado seguramente sin saberlo, a ser mejor y a estar mejor. Gracias, os quiero mucho, ahora y siempre, porque no me pienso ir nunca de vuestras vidas.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Como en la canción de Keane

Oh simple thing where have you gone?
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin 
And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go?
Se me partió el corazón. Hace unas semanas. Se partió en trocitos pequeños. Se partió tanto que no me quise dar cuenta y me volví un poco de piedra. Metí el turbo. Más gente, más cosas, más emociones, que no se note que se me rompió el alma, no quiero pensar.

Pero cuando la pena es muy grande no se va tan rápido como una quiere. Y de repente pasa algo que hace aflorar toda esa tristeza que intentaste enterrar bajo varias capas de hiperactividad.

Hace unas semanas se fue una de esas personas que siempre había estado ahí. Fue como un aviso: cuidado que no estamos aquí para siempre. Cara a cara con la fragilidad de la vida, de mi vida y de la vida de las personas a las que quiero. Y una incapacidad total para asumirlo. Luego, unos días más tarde se fue otra persona más. Y hace una semana la tercera. Todo a la vez. Mi madre me dijo que eso pasa a veces, que se juntan todas las situaciones complicadas en un mismo periodo de tiempo.

Todo pasa por algo, si queremos que así sea. De todo esto tengo que sacar cosas en claro. Y resuena en mi interior la canción de Keane...Las cosas sencillas que nos llenan y dan sentido a la vida. Las personas a las que queremos que forman parte de nosotros, que son a través de nosotros. El amor siempre.

Hace meses que me asusta el desamor que veo a mi alrededor. El miedo a querer generalizado, que entiendo que es por miedo,en algún momento, a perder. Yo misma estoy entrando en esa dinámica, tengo miedo, también, miedo a la perdida. Y no puede ser. No sé vivir con miedo, y no sé vivir sin amor. Creo que es esto lo que tengo que entender y aceptar. Pero tengo que ser capaz de encajar esa convicción en el entorno hostil en el que tengo la sensación de moverme.

Como siempre, sé que encontraré el camino exacto. Ese camino que me sé como la palma de mi mano, porque lo he recorrido varias veces. Y encontraré ese sitio con el que siempre he soñado, en el que podré descansar y compartir. Necesito descansar para poder recargar mi energía y concentrarla para luego explotar en haces de luz. Como el ave Fenix. Como la canción de Keane.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Hay momentos en que la música suena mejor


Hay momentos en que la música suena mejor.

Para empezar suena más fuerte. No fuerte de estridente, fuerte de potente. Los bajos son profundos y te atraviesan el corazón, y suben hacia la garganta y antes de llegar explotan ahí a medio camino. Las guitarras llenan el espacio del oído, y suben a los ojos que notan los acordes cuando parpadean. La batería se queda pegada al pie y al cuello, y los controla, y sin darte cuenta estás bailando.
Y las melodías, voces humanas o instrumentos, entran por las tripas y explotan propulsándose hacia las extremidades.

La música suena más fuerte.

Y tan fuerte suena que tienes la sensación de que vas a explotar de emoción, de amor a la vida, de amor en general. Y te sientes una titana capaz de transformar el mal en bien, porque sabes dónde está luz esencial, tú eres el aceite de la vida. Y de nuevo el pecho hacia la garganta, el oído a los ojos, los pies y el cuello, la explosión de las melodías, y canción tras canción consolidas tu sensación de que eres la persona más afortunada del mundo por poder sentir la música y la vida así.

Hay momentos en los que has vivido algo tan bonito que la música suena mejor. Amén.